1 de abril de 2018

VERDES



Me viste de lejos, y simulaste una mueca de impaciente cansancio. Pensé ya no sabes qué hacer conmigo entre manos, cuando ya todo parece que está dicho. Pero por mucho que nos esforcemos el silencio nunca es indiferente, lo que antes fluía se acaba derramando, y un aliento que parecía sostenernos, va perdiendo la fuerza, y todo se nos escapa en un pequeño quejido desmayado.

¿Habrá pasado ya todo el amor que vamos a tenernos?

A veces uno y otro ponemos todo, y sólo nos da para tener juntos una derrota. Y parirla con dolor.

Antes yo pensaba en qué hacer con el deseo. Y me retorcía las manos, y las piernas se me movían solas, y todo era una ansiedad constante atenazada en el pecho. Y todo era para nada.

Ahora no tengo ánimo para pensar en olerte despacio y acabar sabiéndote toda.

La luna sigue igual cuando el lobo suelta su dentellada formidable al aire de la noche. Y me quedo más solo que antes, pensando en lo caro que te acaba resultando un saludo.

De todos modos, aceleraste con prisa  calculada y contenida, y no pude evitar reírme un poco. No me viste mirándote fugazmente, antes de darme la vuelta, mientras me decía, metiendo con fuerza las manos en los bolsillos, mírala qué guapa va siempre, camino de su vida normal.


Jag.
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