28 de enero de 2018

COMO UN NIÑO SIN HABLA



Desde que para mí existes, y sobre todo cuando no te tengo delante, tan desvalido, siento, y tan ingenuamente, admito, no hago más que imaginar diálogos completos contigo.

Sentados y caminados. Basados, tan pobremente, tan a mi sola manera, en esa vocecilla que tienes de pájaro cantando a lo lejos, cuando cruzamos cuatro palabras cualquiera mientras estamos frente a frente. Esa voz tuya que en su momento se abrió paso aflojando costuras, hasta quedárseme instalada tan plácida y tan adentro, por lo visto.

Por seguirte eso que eres y no sé tan ciertamente, por ir ejercitando ese hacérseme agua el alma de tan sólo pensarte, y aún antes de verme caer ensombrecido en alguna alegría o tristeza arbitraria por nuestra probable frecuencia, por nuestra posible sintonía, también me sale fácilmente imaginarme silencios tomados de la mano. Ya ves tú qué certera parsimonia parece que te traigo con mis tiempos.

Sólo decirte que esta mudez viene basada en alguna maravillosa intriga que sin palabras me dejas latiendo, supongo que sin saber, con tan sólo vernos, en alguna zona de las entrañas.

Va a ser que no quiero contigo cosas como de bolero, que quedan bonitas y arrebatadas para quien mira y escucha desde fuera, pero que aseguran sufrires y molestias para quienes viven en la letra.

Yo quiero contigo algo mucho más sencillo, si es posible. Y para nada quiero ponerme este momento a pensar más allá. Para nada quiero amarte yo solo, y ponerme a volar de sobra. No quiero envanecerme, ni embriagarme en planes de caricias antes de que tú me las quieras.

En realidad, ahora yo sólo puedo estar atento a ti como un niño sin habla.

Ahora yo sólo puedo lanzarme a la vida con el alma de par en par por donde soplan tus vientos, con el corazón ardiendo en toda la serenidad que pueda, encendidos los ojos, manteniendo mi calor propio en las manos, y como respirando urgentemente el último aire que hay, a todas partes que voy.

No quiero ir ensayando por mi cuenta nuestras formas, y al tiempo te espero, y no hago más que buscar ponerme ante ti, de tu lado.

Yo sé que en algún momento tú y yo vamos a encontrarnos.

Que ese propio momento nos diga las palabras que nos faltan, cuando tú y yo, frente a frente, nos estemos preguntando, cada cual a su manera, y ahora qué.

Jag.
28_1_18



.

1 comentario:

  1. Escribes y sientes tan bonito que dan ganas de volar y darle un abrazo a ese niño mudo...intrigada me tienes con esta historia de miradas y palabras...que la fuerza te acompañe!😉

    ResponderEliminar