30 de abril de 2017

TÉ VERDE ROMERÍA



A -Me duele ese escalón entre nosotros. Pensar que te mantienes en esa postura en la que todo es regalo. Sin hacer nada.

B -Las cosas no son como tú piensas.

A -Sí, mis demonios pensando por mi. Y yo hablando por ellos.

B -No sé nada de lo que piensas. No puedo imaginar que pueda hacerte sufrir algo de lo que digo.

A -Aparte de que sea inseguro y vulnerable, no te veo apresurada a desmentir mi negrura. Los hechos vienen delante de las palabras.

B -Es que no estoy diciendo nada. No digo nada para hacerte sufrir.

A -Un adiós es una dolorosa caricia que nunca quiere acabar.

B -Es cuando te veo sufrir, cuando empiezo a sentir un miedo incomprensible por lo que he dicho. No sé qué voy a hacer contigo.

A -No hay poemas baratos para esto. Sólo mares de palabras inútiles que se van a perder.

B -Yo te digo que estoy aquí.

A -Y yo te digo que no te quieres porque no te conoces.

B -A ti te sale todo tan así. Tan bonito como para que pudieras adoptarme.

A -Yo te digo que siempre estás en mi. En el sol de lo que soy y en la sombra de todo lo que hago.

B -Pues nademos. Cómo puedes saber lo que será o no será. Nademos.

A -En esto sólo encuentro promesas de frío en la noche.

B -Es que si no dices una última palabra así, revientas.

Jag.
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