9 de enero de 2017

Yo supongo que es


eso que nos lanza
a raciones dobles de fruta,
cuando ella, sin proponérselo,
con su sólo aparecer
y dar dos pasos
mínimos por mi vida,
colorea sin esforzarse
mi negrura.
Es eso, yo supongo,
que nos pone vigilantes
atentos a la crudez
de la tortilla, eso
que nos levanta
en mitad de la noche,
amor mío, te sigo al coche
con la ropa que tú me digas,
a que me cuentes
los bonitos sueños
de los que te acuerdes.
Será eso, pues ella
me sonríe siempre,
y siempre me contesta, y sabe
que lo que quiero está
tan cerca de ella,
y ahora duerme,
y aunque es quererla
a traición, ella sabe,
tan dormida,
tan a su manera,
que todo lo que ella hace
va a encontrar amparo
en los precarios, exiguos aleros
de mi corazón de niño.
Jag.
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