11 de octubre de 2016

PONTE-EN-MI-LUGAR


Mi manera básica de entender un modo de vida tolerante es: lo que no entiendo no tiene que desaparecer. No está en mi contra. Si hay, como mínimo, una persona que lo ha dicho, ya hay una persona que lo concibe. Aunque sólo sea de esa persona, es una perspectiva. Todo lo que sea perspectiva es concebible y es aporte, y se puede atender.
Además, lo que no entiendo ahora, puede ocurrir que lo entienda en otro momento: puede estar hecho de una parte de mí a la que aún no he llegado, y entonces, ¿cómo borrarlo y negarme esa posibilidad de crecer? Si me limpio de una óptica egoísta, lo que me resulta extraño, más que en mi contra, viene a mi favor.
Si puede llegar a ser natural en mí algo que ahora no entiendo, entonces, dejar vivir lo que me resulta extraño, es dejar respirar un aire para personas distantes. Y no somos, en realidad, tan distintos los distantes. Pues no sabemos cuánto de verdad hay en esas distancias, en realidad. Así que ser tolerante es estar abierto a dejar vivir una parte de mí que puedo llegar a conocer, entender y necesitar en un momento que ahora no concibo, tan pobre de mí.
Tolerar, entonces, es comprender antes de entender, es cuidar sin conocer, antes de necesitar. Es hacerle sitio a lo que no tiene lugar.
Tolerar es, pues, humilde y respetuoso con lo que no eres, aún sin saber si ha de llegar. Tolerar es prudente y cuidadoso con lo que aún no sabes que puedes ser tú.
La gente es celosa con lo que posee, y ambiciona lo que no. Raramente se entiende que tolerando se tiene y se es más.
Así, sin entender nada, me acerqué a la poesía, al arte abstracto, al zen y a tanto más, tan pobre de mí.
Dicho esto, someramente comentar que en mitad de los nervios de MI momento actual, puedo entender como gracioso que mis vecinos pongan cada dia a toda hostia reggaeton tipo PONTE-EN-MI-LUGAR.
Son unos estupendos manipuladores de lo emocional. Pero no lo saben todavía.
Jag.
10_10_16


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