7 de septiembre de 2016

UN ACASO

Es poco más que un acaso,
ese reflejo de sabor que te recuerdo,
es esa mirada tuya, tan de carne que se calla,
tan sutil el quejido, tú,
tan esplendorosa en tu silencio,
tan de leve gracia emocionante, a salvo
en tu sitio, yo, acuciado
de intenso imposibilitarme, yo,
tan espoleado de pavor por la urgencia,
y desmesura,
y claridad en mi sitio,
y te conozco, y tú
me ves, aunque no lo dices,
y ahí escondida,
en el centro de tu pecho
una pelea, un tumulto de animales
que te gritan un hilo invisible,
que se aúpa del esófago hasta la boca,
salta del aliento, salvando
la distancia de mis labios,
bocanada de vida que respiro
y me busca por dentro
la mano invisible
del barullo que me adivinas
y te acompaña, igual de escondida, llameante
en el centro de mi pecho la pelea,
el tumulto mismo de animales
que te reconoce, que te esperaba.

Y así, subirnos juntos a la grupa
de las preguntas que nos comparten, ¿tú,
qué aportarías a la tempestad, tú
qué secreto guardas para
la oscuridad aterradora, tú
qué dolor propio
dejarías en mi mano, tú
qué alegría perdida
te muerdes, tú
qué tristeza acallas
y de mi lado soportas?


Jag.
7_9_16


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