6 de octubre de 2015

Yo sé que el amor está en todas partes.

Yo sé que cada quién, cada cual y cada qué, en su justa perspectiva específica, son hermosura, emoción y destello e ingrediente precioso para la vida. Mas dejad tranquila a mi voluntad cubicando el terreno, es importante. Dejadme solo en el dibujo de lo que quiero.

Yo sé que el amor está en todas partes, y no me ha de faltar el agradecimiento a la mecánica de lo probable, que me viene floreciendo al paso. Abrid los ojos y veréis que no es desprecio, que no es insensibilidad, y que sí, que os siento, os veo, pero dejadme. Yo voy más allá, por una alegría verdadera. Queredme, os pido, respetadme como os respeto, mientras voy hacia ella.

Yo sé que el amor está en todas partes, pero yo no quiero engañar a nadie, yo sólo aspiro a mi parte mejor, yo sólo quiero encontrarme con ese amor extraño, inexplicable del que procedo. Sí, todos lo sabéis, pues en el juego o en la apuesta lo habéis comprobado, todos sabéis que todos los fuegos queman y sólo uno te da el calor adecuado, todos sabéis que no es por reír, que es por la alegría. Por eso, dejadme solo y haced vuestros caminos, que todos hallaremos buenamente el lugar donde nos esperan.

Yo sé que el amor está en todas partes, pero mi corazón la tiene entre ceja y ceja, porque sin estar aún, ella es mi compañía. No me entretengáis, dejadme ir hacia ella paso a paso, lento, constante, inseguro. Dejadme ir hacia ella, poniendo la vida en juego, que no es jugando. Mientras voy hacia ella, yo le llevo y ella me guarda tantas, tantas cosas inexplicables que nos hacen, tantas cosas que nos elevan y que al fin, juntos y por separado, nos acaban explicando.


Jag. Gràcia_6_oct_2015




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