4 de septiembre de 2015

SOBRERREALIDAD

Se tiende a pensar con paternalismo, condescendencia, en quien se entrega a imaginar. Con una media sonrisa pensamos que, por irresponsabilidad o por ineptitud, la persona que imagina está como un paso más acá de la realidad. Pensamos que la persona "fantástica" o se escaquea de "lo serio" o le falta un hervor. Y quien no haya pensado ésto, que tire la primera piedra.

Sin negar del todo que haya casos así, yo creo que es más bien lo contrario. Una persona fantasiosa no está, para nada, dando la espalda a la realidad. No tiene los ojos cerrados a lo que tiene delante. Una persona fantasiosa sabe que además de lo que se ve, por insatisfacción o inconformismo, por necesidad y capacidad de imaginar alternativas, especular, proyectar, sabe que la realidad está cargada de posibilidades que "no están". La persona que imagina, lejos de ser boba o irresponsable, está teniendo el valor de pedir lo que las cosas, de entrada, no ofrecen. Busca esos botones en la realidad, y los pulsa.

En la mirada de quien imagina, la realidad es sobrerrealidad.

Una persona fantasiosa es la primera que sabe que está preñada, la realidad.


Gràcia_4_septiembre_2015.




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