29 de septiembre de 2015

Decir el amor es extraño

al amor, a los amantes.

Decirlo sin más sólo
beneficia a quien
lo mira lo oye
sin poner nada
de su vida
de su corazón en juego.

Digno, respetuoso
con el amor mismo
es que los amantes
lo lleven en sí, lo compartan
con la realidad circundante,
como se comparten a sí mismos,
pues sólo es natural repartirlo
cuando sale de ellos,
que lo hagan lo construyan,
que lo entiendan lo vivan
íntimo grande
pleno comprensivo.

El amor,
para los amantes que lo trabajan.

Los amantes,
para el amor,
al que se dedican.

Gràcia_29_sept_2015 




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