27 de marzo de 2015

"Manual para comprender a un perro o a un gato." 1997

43 x 56 cm.
Mixta, madera, cristal














Las "Construcciones" las considero obras de intervención desde diversas ópticas. La principal es la de ilustrar mi preocupación por la falta de implicación por parte del público a la hora de "contemplar" las obras de arte. En mi opinión de entonces, echaba de menos una intervención más activa (menos contemplativa) a la hora de entender el hecho estético.
Para ello, a modo de juego, propongo obras-juego mecánico en las que es obligatoria la intervención manual, de forma espontánea e intuitiva, para poder "contemplarlas". Además, subrayar que el arte es arte porque a la gente "le toque", y desacralizar, básicamente, que puestos a pensar en algo sagrado, más sagrada es la gente que el intento plástico de una sola persona.
En el caso de "Manual.." el intento de buscar implicación tiene una vuelta de tuerca: al contarle a mi madre (Sebastiana) mis motivaciones alrededor de este tipo de obras, se partía el culo y me decía "es que es pa matáte". Así que me planteé que por qué no diseñar algún tipo de estrategia que conciliase procesos de trabajo radicalmente distintos, para lograr un objetivo común. Así que me busqué una serie de reuniones con mi madre, en las que yo le contaba qué quería conseguir con estas obras (me decía pa matáte, más o menos cada diez minutos), pero con otro tipo de atención: le dije que cómo podría ayudar a los objetivos de la obra con una aportación en la que ella se sintiera artista, y que la firmaríamos los dos. Así que, para que la obra tuviera que tocarse, y que la gente tuviera una mezcla de respeto y atrevimiento al hacerlo, pues la Sebastiana dijo que, por delante de todas las puertecitas y pinturas de la obra, le pondría una cortinilla de vainica y puntas de crochet en blanco roto. Como las cortinillas del sagrario de la iglesia, decía. Tomahí.
Jag.
17_3_17


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