12 de febrero de 2014

EL TIGRE BENGALA

Sí señor, me lo propuse en su día, y lo conseguí. Tengo en la casa un tigre Bengala de unos cuatrocientos kilos (por confirmar). Ya tiene cuerpo de adulto, pero es muy jovencito. Siempre tiene ganas de jugar. Lo que pasa es que te deja lleno de moretones, con las zarpas que tiene. Si se pone a jugar con el portátil, despídete de él.

Al principio tuve que pedir permisos y firmas para tenerlo en la casa, como animal de compañía. Es muy cariñoso, tuve que reforzar todas las puertas y ventanas de la casa, para que pasaran el control del ayuntamiento.

Estoy muy contento: come lo normal para su edad y peso. Los carniceros se saben mi dirección de memoria, y por dónde tienen que descargar y todo.

Me ha dicho el veterinario que en la época que estamos tiene pelaje de invierno, que se ahoga de calor. He puesto aire acondicionado a tope en su habitación. También le he derramado sacos de hielo donde suele acostarse. Me ha dado un zarpazo cariñoso.

Todo va bien, cuando yo me voy al curro, le dejo agua, comida y cierro con llave. A veces los compañeros del trabajo me notan en la cara que el tigre Bengala ha tenido una mala noche. También me lo notan en las manos, en los brazos, en las piernas.

El tigre Bengala no tiene nombre porque no quiero influir en su personalidad.

Tener un tigre Bengala en la casa me da mucho glamour. Cuando salgo, los que me conocen, le dicen a otros: ¡Éste tiene un tigre Bengala en la casa, éste tiene un tigre Bengala en la casa! Y la gente dice, Enseriooo? Y siempre se forma corrillo.

A veces, vienen unas mujeres muy guapas, que preguntan:
-¿Tú eres el que tiene un tigre Bengala en la casa?

Le digo Sí, ¿te vienes a la cama? Y NO SE VIENEN.

Ya eso me tiene un poco mosca. Todo el mundo flipa con que tengo un tigre Bengala en la casa, pero les digo que vengan a verlo, Y NUNCA VIENEN. Me siento solo y no quiero una vida así. Pienso en la gente y me siento DOLIDO. Escribo ésto con lágrimas en los ojos.

El tigre Bengala me mira desde la cocina. Ha sacado la puerta de la nevera y está tendido, jugueteando con ella en el suelo. Está para comérselo.



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