15 de febrero de 2014

AÑO DEL CABALLO

La parte de atrás del final de todo esto es que tengo unas ganas inmensas de llegar a tener una perspectiva del tiempo de ahora. Alejarme de este halo de oscuridad y herrumbre en que no sé si soy más de emoción que de sentimiento, de razón que de sentido. Dar un salto grácil y aparecer en una época remota, quizá más aburrida, quién sabe si a la medida de tontas conveniencias, pero un paso más allá del debate estéril y la lógica putrefacta.

Que la tala y la quema sucedan al verdeo. Que todo pase. Que pasen tus ojos que no me miran. Que pasen tus preocupaciones prefabricadas. Que de pronto me vea en un momento de risa ambigua en que no me importe una mierda si soy el campeón de las ideas o el rey de la especulación barata, si soy de mentiras piadosas o de mentiras despiadadas, de ideas preconcebidas o de idealizaciones proyectadas. Que todo reviente y se desmorone. Y que te vea empequeñeciendo, cuando miro hacia atrás. Que me vea un paso por delante, al menos. Más allá de las sutilezas que distinguen tu indiferencia de tu frialdad, mi dolor de mi sufrir, la generosidad de la entrega. El derroche del desperdicio. Caminar, despreocupado, y dejar atrás tus abrazos o tus ansiedades, tus caricias o tus magreos, tus besos o tus morreos, tu burla, tu desparpajo, tu indolencia, tu espontaneidad, tus razones, tus excusas.

Que haya pasado el tiempo y me vea despidiéndome con sana alegría de este tiempo perdido.

Que arda todo el campo, si es que no sabemos plantar armonía.

Que yo vea cómo, poco a poco, se va haciendo más y más delgada la interminable cola pestilente de ese inmenso monstruo que cabalgas. Notar, aunque con restos de frustración, que el aire se me vuelve más fresco, más amable y lógico, mientras te alejas.


Barcelona, 15_2_2014


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EL AMOR UNIVERSAL

No tengo orgullo.

Ni en tu negación
ni en tu apertura.



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12 de febrero de 2014

EL TIGRE BENGALA

Sí señor, me lo propuse en su día, y lo conseguí. Tengo en la casa un tigre Bengala de unos cuatrocientos kilos (por confirmar). Ya tiene cuerpo de adulto, pero es muy jovencito. Siempre tiene ganas de jugar. Lo que pasa es que te deja lleno de moretones, con las zarpas que tiene. Si se pone a jugar con el portátil, despídete de él.

Al principio tuve que pedir permisos y firmas para tenerlo en la casa, como animal de compañía. Es muy cariñoso, tuve que reforzar todas las puertas y ventanas de la casa, para que pasaran el control del ayuntamiento.

Estoy muy contento: come lo normal para su edad y peso. Los carniceros se saben mi dirección de memoria, y por dónde tienen que descargar y todo.

Me ha dicho el veterinario que en la época que estamos tiene pelaje de invierno, que se ahoga de calor. He puesto aire acondicionado a tope en su habitación. También le he derramado sacos de hielo donde suele acostarse. Me ha dado un zarpazo cariñoso.

Todo va bien, cuando yo me voy al curro, le dejo agua, comida y cierro con llave. A veces los compañeros del trabajo me notan en la cara que el tigre Bengala ha tenido una mala noche. También me lo notan en las manos, en los brazos, en las piernas.

El tigre Bengala no tiene nombre porque no quiero influir en su personalidad.

Tener un tigre Bengala en la casa me da mucho glamour. Cuando salgo, los que me conocen, le dicen a otros: ¡Éste tiene un tigre Bengala en la casa, éste tiene un tigre Bengala en la casa! Y la gente dice, Enseriooo? Y siempre se forma corrillo.

A veces, vienen unas mujeres muy guapas, que preguntan:
-¿Tú eres el que tiene un tigre Bengala en la casa?

Le digo Sí, ¿te vienes a la cama? Y NO SE VIENEN.

Ya eso me tiene un poco mosca. Todo el mundo flipa con que tengo un tigre Bengala en la casa, pero les digo que vengan a verlo, Y NUNCA VIENEN. Me siento solo y no quiero una vida así. Pienso en la gente y me siento DOLIDO. Escribo ésto con lágrimas en los ojos.

El tigre Bengala me mira desde la cocina. Ha sacado la puerta de la nevera y está tendido, jugueteando con ella en el suelo. Está para comérselo.



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10 de febrero de 2014

LOS OJOS CLAROS

Por la mañana, recién salido a la calle, sólo con respirar y mirar al frente, hace que entre la nariz y los ojos se me formen humedades. Paro en un semáforo y viene un viento frío. La vista me tiembla, como con gafas blandas. Miro a los charcos y el sol de la mañana me da en la cara, como una tímida verdad insultante, que me hace entrecerrar los ojos claros.

Al tiempo que inicio el paso hacia mis quehaceres, me he acordado de ti, de los lindos arabescos que dibujé contigo en la mente, de las danzas que no tendrán lugar en el corazón. Me he acordado de tus ojos claros ensoñando ajenos horizontes, me he acordado de los sabores de tu cuerpo, que dan, bailando, un pasito más lejos. Y entonces sí, se me forma en plena calle una gota que, al borde de las gafas, se me lanza mejilla abajo. Una gota con todas esas aguas mezcladas. La dejo que caiga y aprieto el paso hacia mi vida normal. Me voy por calles estrechas, haciendo escala en fumaderos e iglesias, hacia mi destino borroso. Y que nadie me vea dejando suelta la confusión de mis aguas.


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4 de febrero de 2014

¿QUIÉN?

¿Quién sonreirá así,
flojamente,
cuando de repente
se acuerda de mí?



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PRESENTE

Te tengo presente
sin palabras
sin recuerdos.



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HIELO

¿Por cuánto he de ver un corazón como el mío,
derrotado, doblegado por el hielo de la indiferencia,
derrochando sus fuerzas mejores
en perseguir vanas ilusiones,
dejando el alma entregada
en pálpitos extraños?




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1 de febrero de 2014

LO SÉ

Dentro de cinco o seis
grados de separación,
después de tres o cuatro
ciclos kármicos,
una piedra caerá rodando
montaña abajo e irá a parar
a la orilla de un río.
Se sentirá extraña, arrancada
de su lugar, pero
una rana despertará en primavera
y se quedará a vivir a su lado.

Dentro de cinco o seis
grados de separación,
después de tres o cuatro
ciclos kármicos,
va a ser bien difícil
que la gente crea
que tú y yo
nos vamos a querer.

Barcelona, 31_1_2014 



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HOP

Ya sé
que no es por ti
que me pitan los oídos
cuando me quedo solo.



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