7 de noviembre de 2012

Con un pie en el suelo.


Estoy casi recién llegado de una minigira de trabajo: monitor de pintura y juegos cooperativos para grupos de empresa en Lleida, el lunes, y en Valencia, el martes.

En la actividad de Valencia, una rubilla con gafas, que va a trabajar en un nuevo MediaMa_ _ _, me suelta que hacer bien un color es una cuestión de amor.

Después, en otro juego de creatividad/organización, se pone a hacer cosas, por su cuenta y fuera de guión, con plena conciencia de que su iniciativa va a favorecer y perfeccionar el resultado final del trabajo colectivo.

Lo que ha hecho, lo que ha dicho así, tan sencillamente, me puede, me inspira a nivel humano.

He estado todo el viaje de vuelta dándole vueltas.

No hablo de lo que conseguía sonriendo, con la voz.

Por supuesto, he tenido la precaución de no preguntarle el nombre.

Este post es por las cosas que van desafiando la física, por las que le añaden anchura y profundidad a la realidad. Por esa chica que sabe de qué están hechas las cosas, vendiendo USBs y móviles allá, a lo lejos...
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