9 de agosto de 2012

TE VEO,

más de lo que me muestras y menos de lo que se te escapa, aunque
me falta escuchar tu voz, y me pondría desde hoy
a oler tu olor,
que no se huele nunca
el primer día.

Me falta el sabor,
que no sabré sin tu acuerdo.

Me falta tu tacto,
pues qué pequeño sería
si sólo ha de ser imaginado.

No sólo con mis sentidos
haríamos una comida fragante,
reparadora para ambos, seguramente,
fruta de la lejanía.

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