15 de julio de 2012

Tanto rezaron.

Tanto rezaron los buenos por las almas de los malos (no importaba que les hubieran infligido todo tipo de daños del cuerpo, no importaba que aquellos indeseables les hubieran provocado catástrofes en el espíritu), tanto rezaron por sus almas, que Dios les envió un fuego purificador que arrasó con los cuerpos y los espíritus de los malos y los buenos.

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