13 de julio de 2012

Señores gobernantes:

tendrán parte de razón,
pues incluso sus razones merecen mi respeto,
si me ven como un imbécil.

Yo no me siento tan alto como para elevar
insultos
imprecaciones en el congreso.

Pero sí tengo mi mínimo de decencia y compromiso
para aportar mi solución para los problemas de todos nosotros.

Con mi parte de lúcida imbecilidad he de decirles
que toda solución empieza escribiéndose en una poesía.

La leerán o le darán la espalda, pero por favor,
señores gobernantes,
no lleven a la gente al extremo
de improvisar desde la rabia y el dolor
otras desesperadas alternativas.


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