1 de marzo de 2011

La calidad de tus silencios.

En casi todas las historias de pobreza, guión, dignidad artística que he leído había un hombre con una mujer.

Eran historias de pobreza con amor. Y aunque no eran imprescindibles, incluso en absoluto necesarios, también había amigos y vino tinto.

Una percepción algo melancólica que proyecto en mi vida testaruda, sin resignación y sin mujeres en verdadera sintonía, guión, disposición, guión, situación favorable a mis desfasados afanes exploratorios, guión, valores caducos en el siglo corriente.

Estos son algunos de los lastres, guión, adornos de mi vida sin guión.

Y si, lamentablemente, sin que haya razones, guión, intuiciones de peso, me descubro más tiempo del que debiera acordándome de los muertos del que amarró a la cabra, pues he de admitir, sin sonrojo, y desafiando la débil frontera entre patetismo y valentía, que más tiempo del que debiera acabo prestando atención a mi parte irascible, corazón.



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2 comentarios:

  1. Si hay historias que comparten idénticas estructuras es porque hay un patrón de soledad que se repite a la espera de ser compartida.
    empiezo por mí: yo soy tu cómplice.

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  2. Gracias por compartir, y por la complicidad, petitsriens!

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